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EL FENÓMENO DEL SECTARISMO MODERNO - Parte II

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Enviado el 26-dic-2010 a las 22:24 por Wolfi30

6. CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO



Para una mayor aproximación a la definición de secta hay que tener en cuenta una serie de criterios tomados de las ciencias humanas a los que se tendrían que añadir los propios del terreno religioso. Es evidente que no todos los criterios se pueden aplicar a todas las sectas, ni con la misma intensidad, ni a cada una de ellas.



Criterio histórico



Desde la dimensión histórica la secta se presenta como una rama desgajada de un árbol. En el caso de las sectas religiosas éstas se han originado como reacción y protesta ante la institución religiosa. Esto mismo se da con el nacimiento del cristianismo respecto del judaísmo (Hch 24,5). También en sus orígenes el protestantismo aparecía como una secta surgida de las filas católicas. Siempre parecen darse las mismas consideraciones: vuelta a las fuentes y purificación doctrinal y moral hasta que el grupo selecto sufre la erosión del tiempo, pierda su radicalidad y se convierta así en otra realidad de la que también podrán nacer grupos sectarios.



Criterio sociológico



En la sociología se presenta con mayor agudeza la oposición entre iglesia y secta. La iglesia aparece como institución que se coloca al servicio incondicional de todos los hombres. Un espacio sagrado con una estructura abierta y con una autoridad central. La secta en cambio la compone un grupo reducido de personas, en torno a la figura de un líder carismático, con una férrea estructura cerrada y controlada. Sin interés universalista y situada al margen e incluso enfrentada al mundo.



Criterio psicológico



En general, las sectas se presentan en un mercado donde abundan las personas sugestionables, inestables, desprovistas de sentido crítico y de libertad de pensamiento. Los grupos sectarios vienen a remediar ciertas necesidades humanas sin cubrir suficientemente. El empleo abusivo de métodos de adoctrinamiento en donde se utilizan las armas de la persuasión sutil y de las técnicas de control mental son indicadores psicológicos que denuncian a tal o cual grupo e calidad de secta, independientemente de su ortodoxia doctrinal.



Criterio jurídico



Las sectas, en países donde se respeta y se protege el pluralismo religioso e ideológico, desarrollan sus labores proselitistas sin ninguna clase de traba o condicionamiento, excepto el respeto al imperio de la ley. Las sectas pueden desarrollar sus actividades sin ninguna clase de trabas. Pero si violan derechos fundamentales de la persona y de la comunidad es claro que deberán ser controladas y sancionadas por la autoridad judicial



Criterio social



La radical separación que los grupos sectarios introducen en relación al mundo y al conjunto de la humanidad les mantiene alejados de la problemática humana y social de su entorno. Además suelen guardar ciertos comportamientos sociales que discrepan del mantenido por la mayoría de los ciudadanos; formas especiales de vestir e incluso de comer; dejación de sus deberes más elementales como ciudadanos; insolidaridad frente a los no miembros; etc.



Criterio eclesial y ecuménico



Las sectas se consideran a sí mismos como una comunidad de elegidos, de puros, de separados por Dios de cara al futuro de su Reino. El ecumenismo no aparece en su horizonte comunitario, y menos aún las relaciones interreligiosas. Rechazan cualquier otra interpretación a la suya.



Criterio misional



Las sectas, en especial las de impronta cristiana, medran en mayor cuantía en ambientes de antigua cristiandad. No se emplean en la captación de indiferentes o increyentes. Cuando se trata de sectas escatológicas sienten un impulso especial y una marcada urgencia proselitista ante la inminencia del fin del mundo. Ello nos señala que la motivación evangelizadora es distinta en las sectas a la de las iglesias.



Criterio bíblico



Muchas sectas están en la creencia de que las iglesias han perdido el sentido genuino de la Biblia. Por ello suelen atacar a las iglesias por haberse dejado llevar de la exégesis crítica en aras del verdadero sentido de la Palabra de Dios.



Hacen una lectura literal y fundamentalista del texto bíblico. Suelen consagrar gran parte de su tiempo al estudio y difusión de la Biblia pero colocan al mismo nivel los escritos del fundador de la secta que, en algunos casos, la Palabra de Dios es interpretada y admitida a la luz de esa otra revelación dada por el líder. Para ellos la revelación no ha terminado con la muerte del último apóstol, sino que continúa abierta.



La Biblia es también utilizada por estos grupos como recetario de soluciones de problemas y dudas. Igualmente utilizan los textos sacados de sus contextos, a los que cargan con un significado distinto al que realmente tiene dentro del conjunto. Extorsionan y deforman palabras y frases enteras para acomodarlas al contenido específico de sus doctrinas, como es el caso de Mormones, Moonis, Testigos de Jehová, Adventistas del 7° día, entre otros.



7. TIPOLOGÍAS MÁS COMUNES



El catálogo del sectario en sus formaciones no es tarea fácil pues la estructura de este tipo de grupo es múltiple desde perspectivas diversas. Agrupar las formaciones sectarias será siempre una tarea aproximativa y de referencia. Hoy día nos encontramos con diversos criterios de clasificación, atendiendo al número, al dato religioso, sociológico o geográfico, entre otros.



Atendiendo a una tipología meramente descriptiva, el francés Jean Vernette habla de sectas de los movimientos del despertar; sectas curanderas; milenaristas; sincretistas y orientales.



Desde el ámbito de la sociología Bryan Wilson las cataloga en sectas conversionistas (que inciden sobre la conversión personal); revolucionarias (que afirman que el mundo va a cambiar drásticamente por una acción directa de Dios); introversionistas (buscan la salvación al interior de su propia entidad rompiendo totalmente con el mundo y la sociedad); manipuladoras (que buscan medios sobrenaturales u ocultos para conseguir la salvación; taumatúrgicas (que esperan la salvación y la sanidad a partir de un acto salvador de Dios directo y milagroso); reformistas (que proponen una reforma del mundo mediante la reforma voluntaria de la conciencia); y utópicas (que esperan la reforma del mundo como consumación de una reforma de la sociedad).



En la actualidad parece primar una clasificación dicotómica (sectas y sectas destructivas) en función de la peligrosidad o conflictividad, manifiesta o no. Este es un criterio fácilmente asumible por personas que tienen un conocimiento que emana de las informaciones de los medios de comunicación, en ocasiones alarmistas y sesgadas, pero también asumido por no pocos especialistas. El límite entre secta y secta destructiva no está bien especificado por lo que es fácil incorporar aquí, en función de métodos, técnicas y estructuras organizativas, a grupos y movimientos que pertenecen al ámbito de las religiones y de las Iglesias. Las denuncias de los ex-adeptos está siempre en la base de la catalogación de muchos y legítimos grupos como sectas. A este respecto cabe indicar lo que Jean Vernette dice sobre las acusaciones de los antiguos miembros:



"Los testimonios de los antiguos adeptos pueden ser válidos, porque hablan de la experiencia, pero no habrá que olvidar la posible dosis de autojustificación o el intento de arreglar cuentas por problemas personales. Los testimonios de los profesionales, se trate de psicólogos, sociólogos o psiquiatras, aportan indudablemente estimables datos dignos de tener en cuenta, pero siempre que no rechacen por principio las ‘dimensiones y búsquedas religiosas’ que pueden darse en los adeptos. La información de los medios de comunicación social, son susceptibles de exageraciones, ya que por principio presentan los aspectos más sensacionalistas y que mejor ‘se venden’"

Basta hojear algunos catálogos de sectas o ver algunos artículos o reportajes periodísticos para darse cuenta de lo afirmado. El ateísmo y el evolucionismo hoy en día impulsan a denominar “secta” a cualquier tipo de fe.



En mi exposición la tipología sectaria sigue un doble criterio. Por una parte el geográfico, siguiendo la propuesta de Vermander; y por otra el criterio ideológico-religioso, ambos unidos en un único criterio de presentación, ajustado todo ello a criterios pedagógicos y exposición visual armónica y sencilla. Así tenemos la siguiente tipología: sectas de origen/impronta cristiana; sectas de origen/impronta oriental; sectarismo filosófico/esotérico y del desarrollo del potencial humano; sectarismo satánico/brujeril y sectarismo social/comercial.



8. PERSONAS VÍCTIMAS DE LAS SECTAS



¿Por qué se entra en una secta? La respuesta no es nada fácil. Pero sí que hay que ser muy conscientes de que estos grupos tienen éxito porque encuentran un terreno abonado para tenerlo. A la hora de analizar el ingreso en una formación sectaria el investigador se encuentra con una doble motivación: subjetiva y objetiva. En la primera hay que destacar la necesidad que tiene el hombre actual de vida comunitaria, cargada de relaciones humanas gratificantes y de reconocimiento en la pertenencia, como reacción a una sociedad que despersonaliza masificando. En segundo término el hombre moderno y técnico es también un buscador espiritual, un conquistador de misterio y absoluto.



En nuestro contexto hay que indicar la existencia de amplias capas de cristianos que viven una grave decepción respecto de la Iglesia institución: unos la concretizan en la pérdida de pureza evangélica, un tanto mítica ciertamente; a otros se les derrumba seguridades establecidas al no digerir la necesaria reforma eclesial; para muchos la Iglesia ya no responde a los verdaderos problemas y retos humanos alejándose así del hombre concreto.



También el sentimiento de marginación y soledad ha adquirido proporciones alarmantes. Crece la indiferencia, la insolidaridad, el pasotismo. Con la huida son muchos los que quedan atrapados en las sutiles redes sectarias. La atracción que ejerce un estilo de vida distinto y sin igual es suficiente reclamo de atención y entrada en el mundo sectario.



Nadie debe sentirse excluido de la posibilidad cierta de ser impactado por el sectarismo. Ningún tipo de persona queda fuera de su influencia en razón a su posición económica, social o personal, si bien los marginados, las personas con problemas afectivos y familiares, sean los más propensos a la captación e ingreso en las filas sectarias.



Por sectores de edades sin duda que son los jóvenes los más afectados por ser ellos los que mejor se adaptan al ideario sectario. Los jóvenes que siguen las sectas hoy van en búsqueda de identidad y de una realidad espiritual que les proporcione respuestas válidas para las preguntas que el mundo les hace. La metodología para la captación de las personas sigue, en líneas generales, el siguiente esquema:



1. Proceso de conversión partiendo del principio de que existen mayores probabilidades de encontrar adeptos entre viajeros y personas que viven alejadas de su entorno familiar y social, sujetos que experimentan procesos desestructurantes y jóvenes sin especiales vínculos. Estos recibirán el ataque proselitista sectario allí en donde se encuentran. Los buscadores de nuevos devotos están bien entrenados para ponderar la situación y lograr el objetivo que persiguen: la atención y conversión de un nuevo adepto.
2. Persuasión se llama a este proceso. Así, una vez identificado al posible aspirante, el miembro de la secta emplea una táctica estudiada para atraer la atención del futuro adepto. Esto lo hace mediante una separación controlada, mediante muestras especiales de acogida y amistad, mediante un ofrecimiento en el compartir, mediante la disposición de ayuda y la entrega gratuita de materiales, etc.

Durante estos contactos iniciales los reclutadores hacen todo lo posible para que la nueva comunidad le resulte al recién llegado la más atractiva de todas. De tal forma puede quedar impactado que voluntariamente decide volver, o recibir un programa especial, o unas charlas de introducción, o asistir a una convivencia, etc.



De esta manera se introduce al neófito en la conversión. El recién llegado continúa prestando atención y participando en la medida de sus posibilidades en una serie de actividades impuestas por la secta para provocar, sin saberlo él, su debilitamiento y confusión mental, que será debidamente canalizada en favor del grupo.



La conversión aparece así como un proceso personalizado, preparado de antemano por las sectas, y en el que emplean métodos y técnicas de programación y de control mental, además de la utilización de la falsedad y manipulación de la verdad.



Gracias a ello el adepto se convierte en una persona muy influenciable, abandona la molesta libertad de elección que tenía antes de ingresar en la secta y está dispuesto a aceptar los preceptos de ésta completa e incondicionalmente, aunque en ello le vaya su libertad personal y su propia vida.



A partir de aquí la secta establece un perfecto plan de adoctrinamiento a fin de producir una profunda transformación en el nuevo adepto que le capacite a su vez como reclutador proselitista, lo que significa que es un miembro plenamente convencido y dependiente totalmente del grupo. Ese será su nuevo mundo y nueva familia.



9. ACTITUDES ANTE LAS SECTAS



No podemos olvidar que nadie entra por malas razones en un grupo considerado sectario. Como tampoco el hecho cierto de que no todos los ingresos son debidos a procesos más o menos elaborados de captación. Muchas personas son atraídas por estos grupos porque verdaderamente para ellos ofrecen alternativas serias, porque han encontrado en ellos y sólo en ellos la respuesta a sus perentorias necesidades espirituales y personales, a sus interrogantes más hondos y humanos. Las sectas también tienen su parte positiva o elementos humanizadores. Además, en muchos sitios han venido a cubrir espacios abandonados por la Iglesia institucional o insuficientemente tratados por ella. Por eso, como decía al principio, las sectas más que una amenaza de la que defenderse, constituye un desafío al que responder adecuadamente. Una interpelación a todo cristiano para que adopte una actitud de conversión permanente, una vivencia sincera y constante del Evangelio. Sí, definitivamente el mapa sociológico y geográfico de las sectas tiende a calcar el otro mapa de las debilidades y ausencias que se dan en nuestras comunidades cristianas.



En realidad, si examinamos las causas que pueden motivar el actual aumento de las sectas, aparece como si ellas vinieran a cubrir los fallos que se han experimentado últimamente en la práctica del Evangelio por parte de las iglesias. Quizá nuestras iglesias no sean auténticas comunidades fraternas, en las que haya lugar y acogida para todos. Cada uno tendrá que responderse desde su propia responsabilidad eclesial y vocación cristiana.



También es conveniente tener en cuenta un necesario discernimiento, por amor a la verdad y al hermano. En este sentido no podemos tratar del mismo modo a todos los grupos, ni meterles en el mismo saco, pues son muy distintos unos a otros y con diversos grados tanto en su peligrosidad como en su nocividad.



Tenemos, pues, que evitar el fácil confusionismo que en este terreno se da por un tratamiento apresurado y poco riguroso, atendiendo sólo a los medios de comunicación o a los rumores, propensos siempre al sensacionalismo y la falsedad.



Se impone, además, una distinción neta entre la sinceridad personal de los seguidores, reconociendo en ellos su lealtad y compromiso y sus cualidades morales, que en muchos casos les adornan, de las motivaciones ocultas y bastardas de sus líderes.



Hay también que distinguir entre los objetivos que dicen perseguir, de los fines y métodos que emplean para su consecución. En todo caso, nuestra actitud debe estar siempre presidida por la serenidad, el respeto y la precaución. El apóstol Pablo ya nos enseñó a contemplar con ojos providenciales el fenómeno sectario. A los cristianos de Corinto les dice: «Es conveniente que haya divisiones entre vosotros, para que quede claro quiénes son los que salen airosos de la prueba».



Es cierto que la inmensa mayoría de los miembros de iglesias no están preparados para abordar el diálogo con las sectas. La falta de preparación religiosa más bien les convierte en objetivos fáciles de conseguir. Por ello hay que desaconsejar el diálogo doctrinal y dejarlo sólo a los especialistas.



Por su parte los pastores deben tener en cuenta, ante el problema sectario dado en su zona, una revisión de la praxis pastoral en relación a los ambientes más alejados de la comunidad. La experiencia indica que gran parte de los captados proceden de ambientes donde abundan los alejados, desorientados, desatendidos y marginados. Tiene que tener en cuenta la oportuna revisión de los métodos de discipulado que emplea. Los testimonios recogidos entre los conversos a las sectas coinciden en estos puntos: escuchan gustosos la predicación de sus líderes porque es clara y sencilla, poblada de referencia bíblica; porque está amenizada con cantos con mensaje; porque notan cierto estilo profético. También la revisión de las estructuras eclesiales, fomentando la creación de pequeños grupos al interior de las iglesias, para que éstas sean comunidad de comunidades, sin anclarse en una sola dirección teológica o pastoral.



En definitiva, la verdadera, la única respuesta a la interpelación y reto del sectarismo moderno debe ser preventiva, por una parte; y por otra, testimonial, a nivel individual y a nivel de iglesia local.
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